Archstudio diseña una tienda pensada para acoger distintas actividades a través de diferentes espacios de muestra, exposiciones, zonas de descanso, terrazas y un comedor. La intervención tiene lugar en un antiguo edificio situado en uno de los barrios históricos de Pekín, en los que destaca la presencia de construcciones singulares. Para adaptarse a las edificaciones vecinas, se sustituye la cubierta plana original por otra inclinada.
El objetivo principal del proyecto es el de establecer una relación entre el interior y el exterior a través de la disposición de una serie de espejos colocados con el propósito de reflejar los patios, generando un campo de visión infinito y convirtiendo el espacio en un gran ‘jardín’. A partir de esta idea, se incluyen tres patios que permiten la entrada de luz natural y la conexión de las zonas verdes con el espacio interior.
La entrada principal al edificio, en el nivel de la calle, conduce a un espacio que alterna las zonas de exposición con la venta de muebles y otros productos. La mayoría de las paredes y el techo se rematan con espejos que difuminan las barreras de lo real y lo reflejado por la presencia de muebles, personas, objetos y plantas.
Unas escaleras llevan a la planta superior, enmarcadas por un jardín vertical en la pared de 6 metros de alto. Una cocina y una mesa de comedor de terrazo destacan en esta acogedora estancia, complementada a norte y a sur por dos terrazas ideadas para poder ampliar el espacio de actividades al exterior.
Al llegar al sótano, el reluciente suelo aporta iluminación y sirve de mostrador para zapatos y sombreros. De nuevo, se emplea la solución de los espejos para jugar con las personas y las prendas, descolgadas del techo.
La iluminación se basa en un sistema inteligente en todo el espacio en respuesta al interés de atender distintos tipos de eventos.