La reciente ampliación diseñada por el arquitecto Alberto Campo Baeza del campus de la Universidad Francisco de Vitoria, situada a las afueras de Madrid, incluye dos programas con necesidades muy distintas que, sin embargo, deben convivir en el mismo espacio. Un pabellón deportivo y un aulario. Para ello se proponen dos cajas de materialidades opuestas que se apoyan sobre un basamento común. Este se abre y se cierra al exterior dependiendo de su orientación y la localización de otros espacios públicos significativos. La fachada que mira hacia la plaza central se vuelve totalmente permeable gracias a una banda horizontal continua de puertas y paños de vidrio practicables. Frente a esta, otra similar se abre un piso más arriba para conectar el graderío del pabellón con la cubierta del basamento, que funciona como una plaza elevada. El resto del cerramiento se resuelve con una retícula de vidrio traslúcido que ilumina de forma homogénea el espacio interior.
La estructura del pabellón se construye en acero: una retícula de pilares y vigas en fachadas y cerchas para resolver las grandes luces de cubierta. Todo pintado en blanco. El resto de la estructura es de hormigón armado, con la singularidad de vigas de gran canto sobre el espacio de las piscinas en sótano buscando siempre una gran sobriedad y contención formal. Se plantea un edificio que volumétricamente se adapta a la ordenación general del campus en cuanto a alturas máximas y alineaciones.