Para estas viviendas, el Taller de Héctor Barroso ubica el área social en la parte más cercana al frente de la calle del edificio, mientras que las estancias más privadas se sitúan en las zonas interiores, buscando una mayor intimidad. Los núcleos de comunicaciones se sitúan en la cara norte de manera que se trata de evitar la generación de sombras sobre los espacios exteriores.

Las fachadas este y oeste de cada volumen dan a los patios, las orientales con ventanas amplias y las occidentales sin embargo con pequeñas aberturas; ambos tipos de hueco respondiendo no sólo a la orientación sino también a la condición de los espacios interiores que albergan.


En el proyecto se busca que todas las viviendas cuenten con un área exterior propia como prolongación de su espacio interior, es por eso por lo que todas cuentan con un programa dividido en diferentes alturas y conectadas verticalmente por escaleras que se muestran hacia los patios.

El interés por la utilización de materiales que requieran poco mantenimiento y soporten el paso del tiempo es esencial para el estudio de Héctor Barroso, es por ello por lo que se decide el uso de hormigón visto con pigmento de color y celosías de acero natural. “Su uso no solamente busca exaltar sus propiedades estructurales sino también permite generar distintas atmósferas y claroscuros a través de sus cualidades sensoriales”.