La tradición e identidad de esta fiesta navideña ha sido trasladada al diseño de las carrozas de la comitiva real desde un punto de vista más arquitectónico. Las nuevas envolventes están formadas a partir de pirámides de aluminio reflectante que multiplican los puntos de luz y juegan con la distorsión que estas producen. A este sistema se añaden una serie de parámetros que personalizan los carruajes según el rey al que transportan. Confeti dorado buscando el cielo, humo azul y magenta proyectado hacia el público o burbujas de agua que evocan a la botánica. A través de los colores principales y los elementos que expulsan podemos distinguir respectivamente a sus majestades Melchor, Gaspar y Baltasar.
El tamaño y la altura de las carrozas se determinó tras un estudio de los viales y las distancias de seguridad necesarias para garantizar la correcta visibilidad del mayor número de niños que estuviesen tanto en la acera como en las gradas.