La idea era que el espacio se convirtiera no sólo en una atracción para los estudiantes, sino también para la población local en general, que pueden acudir fuera del horario escolar. Con esta idea, se diseñó la biblioteca de manera que el interior actuara como un espacio íntimo, de estudio e introspección, mientras que sobre ella se puedan encontrar niños jugando y explorando, o simplemente descansando. 

Los arquitectos quedaron encantados desde su primera visita al lugar, descubriendo estructuras geodésicas en medio de la naturaleza que les sirvieron de inspiración para el tipo de construcción que sería la biblioteca. Tras diversas investigaciones con formas y materiales, quedaron cautivados por la técnica constructiva de la bóveda catalana del siglo XVI, y la obra de Eladio Dieste, decidiendo asi el sistema definitivo, y desarrollandolo a través del plug-in Rhino Vault desarrollado por el Block Research Group de la ETH. De esta forma el proyecto termina siendo una suma de conocimientos universales que da lugar a una cubierta cerámica ondulada transitable de 44 metros de largo que se encuentra en medio del día a día del estudiante, convirtiéndose en un lugar al que acceder y que transitar por múltiples lugares.