El estudio Arquitectura G respeta la histórica fachada del edificio y propone una vivienda volcada al jardín posterior.

La normativa urbanística del barrio exigía mantener la fachada original, que ha sido renovada para unificarse en color blanco. Tras esta, los niveles de la casa descienden hacia el jardín trasero, donde se muestra su escala real. La fragmentación de los diferentes niveles genera distintas experiencias espaciales y visuales, gracias a las dobles alturas y balcones interiores.

El espacio central articula las distintas estancias de la vivienda y se corona por un gran lucernario que inunda de luz natural todo el conjunto. El blanco predominante solo se ve interrumpido por el ocre de los suelos y la constante presencia de vegetación, tanto en las zonas interiores como exteriores, recorriendo todos los espacios y jugando un papel fundamental en la casa.

Panchón Paredes proponen la transformación, rehabilitación y adaptación de los espacios interiores, exteriores e intermedios de una oscura y compartimentada vivienda de 1978.

La nueva configuración responde a las necesidades de sus usuarios, que buscaban un espacio para vivir, trabajar, hacer deporte y disfrutar en familia e individualmente. Para ello se plantean espacios neutros y flexibles que permitan adaptarse a los cambios genealógicos y sus posibles consecuencias espaciales. El perímetro original se horada por patios, terrazas y balcones y cada nivel se divide en dos crujías de 3,5m y 5,5m separadas verticalmente 86cm.

El proyecto transforma así un pretérito espacio altamente compartimentado y oscuro, en un abierto e iluminado, donde la escalera, que suponía un obstáculo espacial y lumínico, se convierte en una zona esencial de distribución. Todas las estrategias buscan otorgar a los nuevos espacios de la mayor iluminación y claridad posible con una paleta de materiales neutros, donde son los habitantes y sus objetos los que lo llenan de color.

El estudio de Bak Gordon propone esta geométrica composición de abstractos volúmenes que emerge en el paisaje de El Alentejo al sur de Portugal.

El estudio portugués liderado por Ricardo Bak Gordon propone esta vivienda ubicada en una extensa llanura del territorio de El Alentejo, una zona caracterizada por sus diferentes tonalidades de rojos y marrones salpicadas del verde de las encinas. El muro sur emerge de una lámina de agua, como una suerte de caja de resonancia de todo el paisaje.

Todo el programa público se sitúa tras este muro, mientras que las zonas más privadas se organizan en la otra ala, iluminadas por un patio interior. La forma y la geometría de los espacios, junto a las abstractas aberturas y la inmersión en el paisaje gracias los colores terrosos de su reboco en cal aportan una experiencia sensorial única.

La vivienda se concibe como un contenedor capaz de acoger tanto el programa previsto como el imprevisto.

El proyecto del estudio madrileño Ayllón Paradela de Andrés propone un contenedor de múltiples escenarios superpuestos, que permiten que la adaptabilidad de uso a lo largo del tiempo sea máxima. De este modo, se imagina una vivienda esencial en la que los elementos servidores se reducen al mínimo en favor de espacios servidos libres, abiertos y flexibles. En definitiva, se persigue que la casa maximice las oportunidades de uso para que sus habitantes vivan como quieran y no como se les imponga.

La casa se integra en el barrio de forma sutil y atiende al entorno con la incorporación de los materiales tradicionales predominantes en los edificios de la zona, pero desde una revisión contemporánea. Su implantación permite liberar la planta baja y generar un ámbito intermedio de acceso, un gran umbral que forma parte del patio en el que se convierte toda la parcela. El espacio doméstico se sitúa en el ‘volumen flotante’ y la zona bajo rasante alberga un espacio de trabajo junto al generoso patio inglés.

Enrico Sassi revitaliza este histórico edificio, situado al comienzo del Camino de Gandria y con unas privilegiadas vistas del lago Ceresio, para devolverle su actividad tras más de un siglo de abandono.

A pesar del mal estado de conversación del edificio, el proyecto a cargo del estudio suizo liderado por Enrico Sassi propone conservar el máximo posible su imagen original y respetar la historia y el paisaje del espectacular enclave. De este modo las nuevas intervenciones se reducen a la consolidación de lo existente, a una delicada ampliación de la terraza exterior y a la conexión de los distintos niveles interiores con una nueva escalera.

El edificio, dividido en tres niveles, cuenta con un sótano con una bóveda de cañón tallada en la propia roca, una planta baja y una superior a la que originalmente se accedía solo desde el exterior. En el interior se eliminaron algunos muros para dejar visible los paramentos de roca sobre la que se asienta el edificio y construir una nueva escalera en hormigón armado visto. Todo lo demás ha sido dejado en su estado actual o restaurado.

MG08 es una intervención arquitectónica que genera una vivienda flexible y capaz de subdi-vidirse en diferentes unidades, adaptándose a las necesidades de sus inquilinos.

El estudio madrileño BURR propone una ruptura con el arraigado concepto de ‘construirse una hogar para toda la vida’ con un proyecto capaz de adaptarse a las actuales condiciones socioeconómicas de su propietaria, pero también de responder a sus futuras necesidades. De este modo, MG08 abre un amplio rango de posibilidades de ocupación para el mismo es-pacio, un local en planta baja, que anteriormente dio cobijo a diferentes usos de tipo indus-trial, comercial o deportivo, y cuya memoria se intenta recuperar con la paleta de materiales elegidos.

María Guerrero es una casa que nace partida en dos. Actualmente, consta de dos viviendas con un patio cada una, permitiendo a los habitantes de este espacio comenzar a habitarlo ocupando solo la mitad y alquilando la otra y así afrontar los costes de compra y construcción, En el futuro el muro que las divide se podrá demoler, para así transformarse en una vivienda con un patio grande y un estudio con baño abierto a la calle; en una vivienda de más superfi-cie con dos baños y un pequeño local comercial o finalmente en una única vivienda.

Bitelhaus propone un nuevo concepto de casa de fin de semana, en el que prima la versatilidad el bajo mantenimiento y su apertura al exterior.

A las afueras de la ciudad de Buenos Aires, la casa propuesta Alric Galindez se resuelve en un único volumen lineal, rotundo y elegante, colocado en perpendicular a la calle en busca de la mejor orientación y respetando los árboles de gran porte que existían en la parcela. Toda la fachada se resuelve con un sistema de paneles móviles, que permiten un bajo mantenimiento y mucha facilidad la hora de abrir y cerrar la vivienda hacia el jardín.

La linealidad del volumen facilita la distribución del programa de la vivienda, permitiendo un espacio semicubierto como espacio principal y de distribución, y permite el mantenimiento climático interior gracias a la ventilación cruzada. En sección, la bóvedas de cañón continua tiene diferentes curvatura para así generar distintos ambientes, controlar la entrada de luz y la circulación de aire, y generar un ritmo en todo el recorrido interior.

En el municipio gerundense de L’Escala, en el Alto Ampurdán, se sitúa esta casa proyectada por la firma de Barcelona Bellafilarquitectes.

Con una superficie construida de 204 metros cuadrados, la vivienda unifamiliar está diseñada a partir de dos premisas: respetar los pinos que ocupan el terreno y no vallar la parcela, limitando el cerramiento a un murete de piedra de 50 centímetros de altura. La construcción está ubicada a pocos metros de la playa por lo que el camino de acceso está muy transitado en verano. Uno de los retos del proyecto era proteger la intimidad de los ocupantes.

La estructura está formada por muros de hormigón armado de 2,20 m de altura que soportan una cubierta compuesta por bóvedas de medio punto, vitrificadas y de color verde, que se proyectan en voladizo sobre la fachada sur. Los muros de hormigón se extienden más allá de los espacios interiores, generando dos patios semicirculares, uno contenido dentro del otro, que permiten preservar la intimidad.